Sal ya de ese «POBRE DE MI». Todos nosotros en algún momento de la vida nos sentamos y miramos al cielo y preguntamos «¿por qué a mí, Señor?».
Es inevitable, en la vida nos suceden cosas que no queremos y de las cuales no nos sentimos orgullosos, pero de ahí a encerrarte en una burbuja y permanecer en ese mundo de sentimientos y pensamientos negativos… ¡Ufff! ¡PARA! Algo que se llama drama te está ganando.
Una de las peores cosas que le puede pasar al ser humano es auto-compadecerse de sí mismo. Problemas… ¡problemas tenemos todos! Lidiar con ellos es el pan de cada día de la bolita del mundo amén.
Hablo de este tema por que yo fui victima mía en cuanto a esto por mucho tiempo. Bueno, por lo general todo lo que escribo de una manera u otra está relacionada a mí. Fui victima de mi propia autocompasión por que internamente no aceptaba que el mundo —simple y sencillamente— no es como yo quiero que sea, que las cosas no siempre giran a mi favor y, sobre todo, que por más que llore, grite y patalee, cuando es «no», ES NO.
Luego de este largo proceso de frustración conmigo misma y de ver que nadie más que yo podía salir del hoyo mental que tenía en mi cabeza, me relaje y viendo a mi alrededor, entendí que no es que el mundo no conspire a mi favor y que tampoco es que yo tenga mala suerte, sino que cada cosa tiene su tiempo, su etapa y su proceso.
Después de estrellarme fuertemente con una enorme pared de concreto me di cuenta que si pongo toda mi energía en lo que no pasó y no pasará, entonces me estoy perdiendo de todo lo bonito que sí estaba pasando a mi alrededor y por lo cual si vale la pena desgastarse, llorar, gritar, patalear y TRIUNFAR.
Aún sigo buscando cada día más lo positivo de cada cosa que sucede, porque aunque no lo tenga, siempre sacaré una lección de todo. Ya no me preocupo tanto por lo que no sucedió, ya no me asusta el que dirán ni me hago bullying mental a mí misma.
Vivo un día a la vez, con altas y bajas…. Y cada día tratando de ser la mejor versión de esta no tan cuerda chica que ven todos en mí.